Mi camino y mis pasos, traducido a los escritos que forman mi manera de vivir.

viernes, 15 de enero de 2010

Rima XLII



Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas,
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de donde estaba.


Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma,
¡Y entonces comprendi por qué se llora,
Y entonces comprendi por qué se mata!


Pasó la nube de dolor..., con pena
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo
¡Me hacia un gran favor!... Le di las gracias.


Gustavo Adolgo Bécquer.

domingo, 6 de diciembre de 2009

La oración del ateo


Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras


Don Miguel de Unamuno