Mi camino y mis pasos, traducido a los escritos que forman mi manera de vivir.

domingo, 6 de diciembre de 2009

La oración del ateo


Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras


Don Miguel de Unamuno

1 comentario:

  1. Pensé que con tantas chicas con bidones de gasolina, las personas se habían olvidado de "los de toda la vida". Gran trabajo.

    ResponderEliminar